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Resumen del libro “Problemas antropológicos y utópicos del conocimiento” de Hugo Zemelman (1996).

Resumen del libro “Problemas antropológicos y utópicos del conocimiento” de Hugo Zemelman (1996).

Fundamentos epistemológicos y metodológicos

La crítica al conocimiento teórico establecido

Zemelman articula buena parte de su obra sobre una posición tajante y crítica de las teorías consolidadas y vigentes, planteando la necesidad de dejar atrás las limitaciones que estas imponen al conocimiento. El autor desarrolla una propuesta epistemológica que busca trascender los límites impuestos por los esquemas teóricos dominantes, reconociendo que estos pueden obstaculizar la comprensión de la realidad en su complejidad y movimiento. Esta postura implica un “uso crítico de la teoría” que reconoce sus alcances y limitaciones, no para desecharla completamente, sino para reconocer que el conocimiento no puede reducirse a la aplicación mecánica de teorías preestablecidas. El posicionamiento crítico se fundamenta en la necesidad de “desconcentrarnos frente a la historia”, desarrollando la capacidad de ver más allá de las condiciones teóricas e ideológicas dominantes, capacidad que según Zemelman está “ausente en muchos científicos”. Esta concepción propone transitar de la consideración del método como simple camino hacia un modo de razonamiento acerca de la realidad, reconociendo siempre que hay teoría en la observación, pero valorando razonablemente sus alcances y límites.

La relación de conocimiento como fundamento epistemológico

Un concepto fundamental en la obra de Zemelman es la “relación de conocimiento”, que cumple la función de definir la estructura de las categorías que conforman el ángulo desde el cual se piensa la realidad. Esta relación no niega la función explicativa de la teoría, pero la subordina a categorías del pensamiento que permiten un acercamiento más amplio a la realidad social. El papel más importante de la relación de conocimiento es definir la posición del sujeto ante la realidad, trascendiendo la percepción estrictamente teórica para captar la situación del problema en su complejidad. Esta concepción supone un giro significativo en la forma de entender el proceso de conocimiento, alejándose de un modelo objetivista donde el sujeto simplemente aplica teorías para explicar una realidad externa. En su lugar, propone un modelo donde el sujeto establece una relación activa y crítica con lo que busca conocer, permitiendo la incorporación de la “premisa de lo indeterminado” que posibilita abrirse a lo inédito de la realidad y evitar una clausura teóricamente anticipada de la misma.

La construcción del conocimiento desde la apertura y la aprehensión

El proceso de apertura como ruptura epistemológica

Zemelman plantea la apertura como un momento crucial en el proceso de conocimiento, que permite transformar las propiedades de lo real-objetivo en exigencias orientadoras del razonamiento. Esta apertura implica considerar no solo lo dado teórica o empíricamente, sino también las potencialidades de la realidad, entendiendo a ésta como “un campo de posibilidades objetivas”. En este sentido, la apertura representa una ruptura con los condicionamientos teóricos que determinan el razonamiento, permitiendo un acercamiento más amplio y dinámico a la realidad social. La apertura no es simplemente un momento metodológico, sino la cristalización misma de la relación de conocimiento, que permite ir más allá de los límites impuestos por las estructuras conceptuales existentes. Es en esta instancia donde cobra relevancia la interrogación a la pregunta de investigación planteada, cuestionando por qué se define el problema de investigación de un modo y no de otro, buscando romper con los condicionamientos teóricos que determinan el razonamiento.

La aprehensión como reconocimiento de objetividades posibles

Un concepto central en la propuesta metodológica de Zemelman es el de “aprehensión”, que consiste en la “capacidad del razonamiento para reconocer campos de objetividades posibles, antes que circunscribirse a la organización en contenidos estructurados teóricamente”. La aprehensión representa una forma articulada de razonar que no precipita jerarquizaciones sobre los contenidos, sino que se restringe a delimitar campos que pueden transformarse en objetos de conocimiento. En este sentido, la aprehensión es “preteórica” y su función es concebir lo real como niveles en proceso de articulación, manifestando el dinamismo que pueda estar determinado por la relación recíproca entre estos niveles. Este concepto permite un acercamiento a la realidad que no está predeterminado por estructuras teóricas existentes, posibilitando reconocer contenidos que puedan construirse y que sean lógicamente posibles. A través de la aprehensión, se puede avanzar hacia la explicación teórica sin quedar atrapado en los límites conceptuales preestablecidos, potenciando las posibilidades de captación de la realidad en su complejidad y dinamismo.

El pensamiento categorial y la lógica de inclusividad

El pensamiento categorial como forma de razonamiento flexible

Zemelman desarrolla la noción de pensamiento categorial como una forma de razonamiento que permite flexibilidad ante las mutaciones de la realidad. Este pensamiento exige “concebir la historia no sólo como el pasado de algo que imprime una huella indeleble, sino, sobre todo, como presente en que se conjuga lo dado en lo dándose, el cierre con su apertura, y cuya articulación se realiza mediante las prácticas de los sujetos en el esfuerzo por construir su utopía”. El pensamiento categorial se traduce en el reconocimiento de contenidos que puedan construirse, que sean lógicamente posibles, potenciando así las posibilidades de aprehensión. Esta forma de pensamiento representa una ruptura con los esquemas rígidos de razonamiento, permitiendo un acercamiento más dinámico y abierto a la realidad social en su complejidad y movimiento constante. La idea de límite teórico que subyace a esta concepción se aproxima a la clásica conceptualización de obstáculos epistemológicos propuesta por Bachelard, reflejando una exigencia de objetividad y de “atrapar” lo que queda fuera de las conceptualizaciones existentes.

La lógica de inclusividad como superación de límites teóricos

La lógica de inclusividad adquiere una importancia decisiva en la propuesta de Zemelman, ya que permite romper lo denotado por una teoría y su esquema conceptual, avanzando hacia lo que una teoría no indica. Esta lógica abre la posibilidad de encontrar significaciones que no son pensables desde la estructura conceptual actual con la que el investigador enfoca la realidad. La relevancia de esta categoría radica en que, al concebir la realidad como “un movimiento articulado de procesos heterogéneos”, permite vincular conceptos sin recurrir necesariamente a una hipótesis teórica. La inclusividad constituye una primera estructura de relaciones posibles que posibilita conectar conceptos más allá de los marcos teóricos establecidos, representando un esfuerzo por superar los límites impuestos por las teorías existentes y permitiendo un conocimiento más amplio y complejo de la realidad social. Esta lógica es fundamental para la construcción de un pensamiento crítico que pueda captar la realidad en su movimiento y potencialidad, no sólo en sus formas cristalizadas o teóricamente predefinidas.

La dimensión utópica del conocimiento

Crítica a las concepciones tradicionales de utopía

En su abordaje de la dimensión utópica, Zemelman se enfrenta a dos grandes objeciones que suelen plantearse: la utopía como pensamiento erróneo que entorpece el análisis de la realidad social, y la utopía como terror que “quiere construir el cielo en la tierra y construye el infierno”. Frente a estas concepciones, el autor propone una relación crítica hacia el mundo de lo utópico en la vida social, que no se limita a un distanciamiento cauto de la postulación apriorística de un “deber ser”, sino que busca un “develar crítico de la realidad misma, en tanto fetichización, misticismo, ideologización y cosificación de las relaciones sociales”. Esta perspectiva crítica reconoce que en la realidad social que se quiere superar se encuentra también “cosificado e invertido un sentido de lo utópico”. La propuesta de Zemelman no consiste en rechazar la dimensión utópica, sino en reconfigurarla desde una perspectiva crítica que reconozca su potencial transformador sin caer en idealismos abstractos desconectados de la realidad material.

La utopía como dimensión crítica y transformadora

Para Zemelman, la dimensión utópica no representa un alejamiento de la realidad sino, por el contrario, una forma de acercamiento crítico a ella que reconoce sus potencialidades de transformación. El autor observa que “el orden burgués consume diariamente desde su nacimiento todas las fuerzas creadoras de la vida social material humana y la naturaleza”, y ha pasado al “consumo indiscriminado, sistemático y en cadena de las fuerzas y capacidades imaginativas, de los sueños, las fantasías, la esperanza”. En este contexto, la recuperación de la dimensión utópica del conocimiento representa un esfuerzo por resistir a esta apropiación y cosificación de las capacidades imaginativas y transformadoras del ser humano. La utopía, en la concepción de Zemelman, se articula con el pensamiento categorial en “el esfuerzo por construir su utopía”, entendiéndola no como un ideal abstracto sino como una dimensión constitutiva del conocimiento que permite mantener abierta la posibilidad de transformación social. Esta perspectiva permite superar tanto el reduccionismo empirista como el idealismo abstracto, reconociendo la complejidad de la relación entre conocimiento, realidad y transformación social.

El problema-eje como articulador del conocimiento

Definición y alcances del problema-eje

Un concepto metodológico fundamental en la propuesta de Zemelman es el de “problema-eje”, que implica que “conocer es especificar y especificar es delimitar las relaciones de articulación que posee el problema respecto de otros fenómenos de la realidad”. Este conjunto de relaciones constituye el “contexto especificador” dentro del cual el problema-eje adquiere su significado. La transformación del problema implica un doble cuestionamiento: de la teoría contenida en la definición del mismo, que debe subordinarse a las exigencias del razonamiento; y de lo empírico-morfológico, que debe mostrarse en sus cambios posibles más allá de su aparente fijeza. El problema-eje representa así un punto de articulación que permite organizar el conocimiento en torno a un núcleo problemático, evitando la dispersión y fragmentación. Esta concepción metodológica refleja el esfuerzo de Zemelman por desarrollar formas de conocimiento que puedan captar la complejidad de la realidad social sin reducirla a esquemas teóricos preestablecidos ni a descripciones empíricas desarticuladas.

Conclusiones

La obra “Problemas antropológicos y utópicos del conocimiento” de Hugo Zemelman representa una contribución significativa a la epistemología y metodología de las ciencias sociales, especialmente desde una perspectiva latinoamericana crítica. El autor desarrolla una propuesta que desafía las formas tradicionales de construcción del conocimiento, articulando conceptos como la relación de conocimiento, la apertura, la aprehensión, el pensamiento categorial y la lógica de inclusividad, que constituyen herramientas epistemológicas para un acercamiento más riguroso y complejo a los fenómenos sociales. La dimensión utópica del conocimiento, lejos de representar un idealismo abstracto, se configura como una dimensión crítica y transformadora que permite mantener abierta la posibilidad de cambio social.

El problema-eje como articulador del conocimiento representa un esfuerzo por organizar el proceso de investigación en torno a núcleos problemáticos, evitando la dispersión y fragmentación que suelen caracterizar a muchas investigaciones sociales. La propuesta de Zemelman se caracteriza por un esfuerzo constante por superar los límites impuestos por las teorías establecidas, reconociendo la complejidad y el dinamismo de la realidad social. Su obra ofrece alternativas valiosas para el desarrollo de un pensamiento crítico y riguroso, capaz de captar la complejidad de los procesos sociales y contribuir a su transformación, representando así un aporte significativo al pensamiento latinoamericano y a la epistemología de las ciencias sociales en general.

Zemelman, H. (1996). Problemas antropológicos y utópicos del conocimiento (1.a ed., Vol. 126). El Colegio de Mexico. https://doi.org/10.2307/j.ctv6jmxq2